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En el aire flotan cientos de plumas enanas, semeja un exterminio de aves a enorme escala. Puedes respirar en Detroit todo el oxígeno que desees, eso sí, sin restricciones.
Para Pierre Brochant y sus amigos, el miercoles es el dia de los idiotas. El principio es bien simple, cada uno debe dar un idiota.
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En un enérgico arrebato se arroja al suelo en dirección hacia el billete y descubre que dicho papel verde ahora está a cargo de un señor con pinta indefinida. Al día después Perro llega a su casa, chilla Campana 1″, y la mujer se desviste.
Eso sí la única condición que puse -asegura Carlos Saura – era que no trabajáramos en un café público sino más bien en el hogar. En cualquier caso la aportación de Geraldine fue fundamental”. Cuarenta años después, en 2007, Rafael Azcona, que se encontraba gravemente enfermo, contó para el número de Turia dedicado a Carlos Saura que nunca se había sentido coguionista de esa película. Aquel encuentro, en el que Saura le pidió que leyese y diera retoques a ese guión, inauguró una colaboración profesional que se prolongaría durante mucho más de veinte años. ¡Uy Carmela¡fue el último trabajo juntos, si bien esa colaboración había quedado suspendida un tiempo por discrepancias sobre La prima Angélica. La cuarta novela de Luis Rodríguez no es una novela, El retablo del no es, por lo menos, dos NO-velas espéculo con haz y envés, situación y reflejo, ser y sombra, actores y personajes, una de diez mil expresiones y otra, que tiene dentro la anterior, de veinte mil. Lo que lleva a la pobre Montse a su desgraciado final es, pues, su deslumbramiento por el expresidiario Manuel, que no es otro que Manolo Reyes, el antes llamado Pijoaparte, quien sigue aspirando al confort burgués.
Pero además novela paródica de la literatura social, de los libros de amores de verano y del activismo subversivo universitario protagonizado por algunos niños bien. Para finalizar, es asimismo una obra sobre la imposibilidad de subir socialmente y la inoperancia del antifranquismo de salón de ciertos burguesitos catalanes. Una casa que fue refugio de gente que deseaba llevar a cabo las cosas distintas, de otra manera.
Por no hablar del cuerpo que un día estará tendido sobre una mesa en una morgue. ¿No es, en realidad, increíble que un solo nombre contenga todo lo mencionado? ¿Que tenga dentro el feto en el vientre, el bebé en el cambiador, el cuarentón tras el computador, el adulto mayor en el sillón, el cadáver sobre la mesa? ¿No sería mucho más natural operar con distintos nombres, puesto que la identidad y el concepto de uno mismo cambian tantísimo?
Los miserables es una épica historia de amor, honor y obsesión en el dramático trasfondo de la Francia de principios del siglo XIX. Cuenta la historia de Jean Valjean que, dura y también inmerecidamente condenado por hurtar una barra de pan, se ve buscado por la justicia a lo largo de toda su vida. ~ No obstante, el perdón de una persona le cambia la vida para toda la vida. Se convierte en el respetado alcalde de la pobre ciudad de Vigau y la convierte en una red social próspera. En el momento en que el policía Javert es designado a Vigau como representante de la ley, revela tras el respetado alcalde al fugado Jean Valjean, al que jura capturar cueste lo que cueste. Un día de bastante calor, cuando Antoine tenía 12 años vio de repente un seno blanco, liso, perfectamente redondo, por el escote de la bata entreabierta de la peluquera. Desde ese momento se juró a sí mismo que un día se casaría con la peluquera.
Contesta el padre.por el hecho de que en el momento en que tu madre y yo decidimos traerte al planeta estábamos haciendo el comportamiento sexual y había tormenta y salio un relámpago colosal. Y por eso llevas por nombre a si..dice la hija.y yo porque me pusisteis luna llena..pues por lo mismo que tu hermano. Pues en el momento en que tu madre y yo estábamos en el comportamiento sexual había una enorme luna llena. Y de ahí que te pusimos a si..y afirma el otro hijo padre y ami pues me pusisteis goma rota..y dice el padre calla y come….
Al colgar con Elsa me llama Maribel Verdú, rota de mal, y los 2 lloramos sin pudor, aprovechando que Rafael por el momento no nos puede ver. Cruzaron el plano, pasaron por la pequeña zona de bosque hasta la puerta abierta de la verja y entraron en la zona del antiguo campamento. A la derecha había un taller de coches, propiedad de un tal Vraaldsen; a la izquierda, enormes barracones rojos en torno a un liso de gravilla, y detrás, un pinar. El bebé iba cerrando los ojos, mecido por ese exquisito balanceo, hasta quedarse dormido. El padre, que tenía el pelo obscuro y corto, y una tupida barba negra, dejó una de las maletas en el suelo para secarse el sudor de la frente con una mano. El camino era de gravilla, y estaba lleno de baches de todos los tamaños tras un chaparrón. En el final del llano, que medía unos quinientos metros de largo, empezaba un bosque bajo, como encogido por el viento del mar, que descendía hacia las playas de cantos rodados.
Como afirma un amigo mío, en el momento en que estés subiendo las escaleras, saluda a los que están bajando pues quizás algún día te los halles en el camino de vuelta. He tenido la fortuna de localizarme sobre el lote con gente con buenísima onda. Y no a mí, como persona, que se da por descontado, sino más bien a los personajes principales de mis historias. Por esta cuestión yo he dejado de ayudar con medios muy conocidos. Mis protagonistas son las grandes víctimas de los conflictos armados, los enormes olvidados y la única verdad incuestionable de una guerra. El día en el que alguno de los medios con los que trabajo cambien de dirección, u ocurra algo que me molesta, procuraré otros lugares sin problemas.
La curiosidad persistente, la capacidad de observación, la incomodidad, son rasgos de su carácter. Wyslawa Zymborska, en su poema “Falta de atención”, cuenta que se ha portado mal porque ha pasado un día volcada en menesteres cotidianos, sin preguntarse nada y sin sorprenderse, haciendo de todo el mundo un uso trivial. Viene a la cabeza esta falta de atención que demanda la poeta en propias carnes porque de la conversación de Andrés Rábago se desprende el envés de estos versos, o sea, una abundancia de atención. Desde hace cuarenta años, como un pensador de la sospecha, Rábago golpea la realidad con un martillo para revisar si es falsa.
De regreso a La capital española, se lo jugará todo a una carta. Peyton Flandes , es una mujer que, tras perder a su marido y a su hijo, escoge vengarse de Claire Bartel a la que acusa de toda su desgracia. Tras hallar introducirse como niñera en la familia Bartel va a poner en marcha un terrible plan que amenazará con destruir la vida de Claire. Esta no va a tardar en descubrir lo que esconde la encantadora niñera de sus hijos, pero entonces quizá sea demasiado tarde para salvar su historia y la de su familia.
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Casualmente conoce a Robert Crumb , un diseñador de postales apasionado de la música. En el momento en que ciertos años después, Crumb se hace famoso merced a sus cómics underground, la idea de que el cómic puede ser también una expresión artística para mayores transporta a Harvey a escribir su propia tira cómica. De esta manera surge American Splendor, un retrato irónico del modo de vida de la clase obrera americana con todas sus imperfecciones. Anunciado por primera vez en 1976, el cómic de American Splendor transformó a Harvey en un autor de culto durante los años 80.
La abuela y el abuelo fueron de visita a casa de su hijo y se quedaron a pasar la noche. Cuando A.J.M. llegó a su residencia, y tras meter el coche en el estacionamiento y cerrar este con llave, le ha dicho a su mujer que, si alguien preguntaba, afirmara que él había pasado toda la noche en casa.
Temo cometer un grave error tanto si voy a hablar con el terrorista como si no voy. Aunque no de la misma manera que mi hijo, asimismo me siento chantajeada. Si acepto el acercamiento, me parece que traiciono a mis padres.
Antes de contestar a esta pregunta, me gustaría dejar claras mis intenciones. El primordial objetivo de este producto es comprobar varios de los trabajos más importantes que se han anunciado en los últimos años sobre esta cuestión, con el deseo de animar al lector a que se aproxime a esta temática. De esta forma, espero que tras leer estas líneas, varios de los leyentes decidan hacerse con alguno de los libros que aquí se citan y realizar su propia lectura crítica.
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- Están visibles las simpatías de la novelista, pero no hay ni un asomo de adoctrinamiento, sino más bien un sano escepticismo frente al activismo acompañado de cierta fascinación por los que eligen estar al margen con elegancia, sofisticación y sicalipsis.
- Un día llega Becky, la hermana de Otis, y se queda a vivir con ellos.
Ahora les dije a los de la Oficina de Víctimas que no soy la persona correcta. Es falso, como creen algunos, que el tiempo cura las lesiones. Desde el instante en que me comunicaron la iniciativa no he vuelto a reposar una noche entera de un tirón. Estoy como al comienzo, tal y como si te acabaran de asesinar esos malvados. Me arde de pronto una brasa en el estómago, me pongo a sudar y a revolverme mientras imagino escenas horribles en las que mato con la misma crueldad que ellos y hago bastante daño, tanto que me sobresalto y a las dos o las tres de la madrugada estoy tan lúcida como de día.
La enorme universidad libre de España, según lo bautizara Francisco Giner de los Ríos, no significaba ya ninguna interfaz para el de Calanda, descuidado de una vez por todas el emprendimiento literario y en trance de transformarse en figura universal del recién bautizado Séptimo Arte. Breton, futuro creador de L’amour fou, debió sentir al escuchar a Buñuel un escalofrío similar al que embargara a Chaplin a lo largo de la famosa Nochebuena en la casa de Tono, aun en el momento en que lograra hacerle abandonar de tan radicales propósitos. Propósitos que hoy tienen que semejarnos de dudosa sinceridad, al menos. Aun cuando Buñuel hablara entonces con determinado despego de la conocida cripta, lo cierto es que fue asiduo de ella y que siempre consideró a Gómez de la Cerna –según transcribe sus apellidos el pendolista Carriére en la edición princeps de Mon dernier soupir- el autor de mayor talento, o por lo menos de mayor singularidad, en las letras españolas de por entonces. ¿Desempeñó trabajos de espionaje en pos de la República, en París, a lo largo de la guerra civil, como parecen indicar algunos encuentros con una dama de la alta sociedad, o se limitó a trabajar refugiado en la embajada de Marcelino Pascua, viejo compinche de correrías por el Madrid de la primera Dictadura, el de la “Resi” y las fiestas de San Antonio?
Stu Shepart es un publicista insolente abriéndose sendero hacia el éxito en Nueva York. Pero todo da un vuelco cuando de forma instintia contesta una llamada telefónica en la pasea que ha estado utilizando para engañar a su mujer. La persona que le llama es un francotirador invisible que le está apuntando desde lo prominente de ciertos eficios vecinos, , la toma como rehén) y le pide que juegue limpio cn su mujer y su novia . Pese a su ingenio y de la asistencia improbable del capitán Ramsey , la vida de Stu cambiará incluso si consigue salir vivo.
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Rafael, un ex–policía corrupto y sin escrúpulos, tendrá que recobrar lo robado en esa caja. De esta forma, ambos se verán envueltos en una furiosa donde sus sitios se cruzarán. Georges, popular periodista de la televisión, y su mujer Anne llevan una vida perfecta.
Esta es la narración de dos soldados, Ciki y Nino, uno bosnio y el otro serbio, que están atrapados entre las líneas contrincantes, en tierra de absolutamente nadie, a lo largo de la guerra de Bosnia de 1993. Mientras que Ciki y Nino tratan de hallar una solución a su difícil problema, un sargento de los cascos azules de las Naciones Unidas se prepara para ayudarles, infringiendo las órdenes de sus superiores. Los medios de comunicación son los encargados de transformar una fácil anécdota en un espectáculo mediático de carácter internacional. Mientras la tensión entre las diferentes partes va en incremento y la prensa espera pacientemente novedosas novedades, Nino y Ciki tratan por todos los medios de negociar el valor de su vida en la mitad de la locura de la guerra./ Una historia que, con humor, enfoca el drama de una guerra sin razón (¿alguna la tiene?) entre hermanos. Francisco Galván de Montemayor, un hombre adinerado de apariencia sosegada, conservador, espiritual y virgen, como cada Jueves Santurrón asiste a la ceremonia del mandatum, el lavatorio de pies que el sacerdote efectúa con singular delectación.